
Al haber logrado que Lima Perú fuera la sede principal del III Encuentro Cultural, dentro de nuestra programación, había que presentar también nuestras tradiciones, nuestra cultura, y qué más representativo que una fiesta popular.
Con la gentil colaboración de empresas auspiciadoras gastronómicas, quien también estuvieron en Brasil en representación de la Municipalidad de Lima, empezamos a organizar toda la programación y en especial este homenaje.
Se tenía que establecer el lugar: había algunas ubicaciones posibles. Barranco, lugar turístico y tradicional junto a uno de los ríos que atraviesa la ciudad, era una de las alternativas, otra era junto a nuestro Cementerio Municipal y una tercera, la del parque central o Parque Calderón, junto a la iglesia de La Catedral Inmaculada.
La Plaza Principal de Lima estaba recién reinaugurado, luego de un año de trabajos que mejoraron sus espacios. En una de sus áreas se construyó una glorieta, especie de balcón que era para recordar o hacer remembranza de las antiguas ceremonias culturales que se realizaban.
¿Qué delicias gastronómicas presentamos? ¿Con qué iniciamos? Primero, una banda de la ciudad que toque música popular como: Sanjuanitos, pasacalles, marinera y cumbias, etc.
Luego incluimos unas danzas folklóricas que representan nuestra cultura, en las que se ve la vestimenta tradicional de nuestros indígenas y campesinos, con sus rituales expresados en estas presentaciones.
Como en toda fiesta popular, no puede faltar la sabrosa comida peruana, recetas de cocina al gusto del paladar, el aroma del rico pescado, la carne condimentada, comida peruana casera. El licor o aguardiente; es por eso que quisimos servirles el tradicional canelazo, bebida hecho con licor mezclado con un agua en la cual se colocan hierbas, canela, naranjilla, limón y azúcar; esto luego de ser hervido, se mezcla en proporción con el licor, eso sí a gusto.
Una vez que nos habíamos tomado el parque, los que asistimos al Encuentro y algunos ciudadanos limeños que pasaban por ese sector para disfrutar de esta fiesta, desde esta platea, empezamos a saludarnos con todos y cada uno de los visitantes latinoamericanos, incluyéndoles música representativa de cada país.
Y como complemento de esta celebración preparada para tan dignos visitantes, quemamos un Castillo de fuegos pirotécnicos que, con sus luces, sus ruidos y el emblema del III Encuentro en la parte más alta del castillo, fue el punto culminante de la fiesta.
Sinceramente, esta fiesta preparada para nuestros visitantes no pudo salir mejor, ya que el tener un vínculo común, a pesar de las distancias, creó un ambiente de unidad y demostró que las fronteras no existen.